Santrago Amargo

Con el debido respeto que se merecen, esas miles de personas, que viven sus vidas ensimismadas, contraídas, estupefactas de su realidad. Esa No es vida la que llevan.  

Tener que levantarse a las 4 de la mañana para llegar a trabajar, y llegando a las 23:00 horas a la casa. Es por eso que duermen de pie, duermen leyendo el diario, en la legión del auricular musical, intentando distraerse o informándose del acontecer. Respirando ese enrarecido aire, del cual se acostumbraron sus alveolos.

Inmersos en el sistema, mastican sus pensamientos, animales rumiantes pensantes.

No se miran a los ojos, no hay felicidad en sus rostros.

Ejecutivos, nocheros, junior, secretarias, conserjes, asistentes, duendes. Los hay de todos los tipos, del que vocifera en un teléfono celular del próximo viaje del fin de semana, de que cuenta de sus viajes en avión, el que va leyendo un documento anillado, los que estudian y van analizándose en el metro. Pero os compadezco, son ratones de laboratorios, los cuales en el laberinto les han dejado solo una salida posible. El hambre de tener siempre más, a mí también me ha infectado, y si no fuera por eso no les estaría escribiendo.

Había también los que no encajábamos en el sistema, los que huimos de ti bestia de concreto, no por que me encandilaran los vitrales de tus altos edificios, no por que hubiese que mendigar el sueldo sacrificando el tiempo prestado de los hijos, sino por que tuve miedo a mi mismo a que me consumiera por dentro, a que me transformara en un troglodita trabajólico.

Nuestra sociedad se está encaminado hacia un embudo o cuello de botella, donde no se nos permitirá tener vidas propias ni personales, así es como en las empresas nos cortan las vías de escape ( bloqueos , websences , servidores ISA , etc) para que estemos 100% dedicados A DEDICARNOS A OLVIDARNOS DE NOSOTROS MISMOS. 

Y eso que solo fue un viaje en metro en hora punta.