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miércoles, mayo 30, 2012

Santiago en 100 palabras


Uno de septiembre
Hurgueteando por el parque de las esculturas, en la fuente al lado de las “vigas verticales” encontré un ciempiés vivo se movía hacia “Estela Monumental”.
Y yo que nunca he tenido mascota, ¿le pondría un collar para pasear?
Era rojo con grandes antenas, se movía rápido levantaba polvo.
Mire hacia la costanera, la Torre Santa María, mire hacia la cordillera, disimuladamente, conforme nadie me viera Con el pie derecho lo despache hasta mejor vida al pobre insecto, ahora tengo:
Un sentimiento de culpa
Dos cincuenta pies muertos.
Y en los bolsillos una moneda de Cien.

martes, mayo 22, 2012

Anaerobia


Aquí,
no en ningún lado,
con los pulmones secos
de tu aire.


El viento apaciguo
todo recuerdo,
los días de lluvia,
fueron mermando
tus llamas.


Y me pesan los pasos,
lágrima,
amiga de los labios
de la noche,
testigo del llanto,
agresora en mil caricias,
te sigo vacilante,
con la vista fija en tus sueños.


Frío agudo
de la ausencia
se apodero de mis manos,
me dejo muda las palabras,
hoy allá,
mañana acá,
y estoy aquí,
donde no se donde,
en el sitio más a-------partado,
más recóndito,
más ausente del mundo
y de tus recuerdos,
con los pulmones secos de tu aire,
con la respiración,
colgando de mi espalda,
y el viento haciendo de las suyas,
con tu pelo.

sábado, mayo 19, 2012

All apologies


La ingestión de ilusiones,
me tienen al borde de la derrota.

Nubes de piedra poblan mi cabeza
me doblegan los espíritus
de los recuerdos
que como Ángeles
caídos se retuercen,
me paralizan los latidos,
con sus lamentos.

El sueño se quiebra,
sale de su hojarasca
marchita por cada caída
he caído en cada una.

Cada vez cuesta
mas trabajo ponerse en pie.

Desolación quejumbrosa
que nubla el alma,
apaga los latidos
de este cansado corazón.
los grilletes de la prisión
los arr-astros de tanto vivir.

El cielo palidece
de rostro a mujer de otoño
susurros de niño perdido
de la triste agonía sepulcral,
del anhelo caído,
mustio,
abatido.

Dulce como la miel
arrastra sus pasos.

Sigilosa y dormida,
La vida camina,
dando jalones
a mi espalda,
todo pasa y nada viene,
todo se aleja y nada va,
todo se pierde y no me queda
ningún recuerdo para consolar.

En las rodillas tengo callos
de tanto mi cabeza inclinar,
a la luz de otros ojos
no hay mas lastima que convidar.
El mas desvalido ser me siento
El que se arrastra por esta vida,
sobreviviendo a duras penas,
de la arena material,
que me da la masa intestinal,
mis diez corazones,
esta pena me arrastra al final

Apología tercera


Recuerdo
desde niño
haber soñado
con una gema
grande,
roja,
brillante.

Hoy la luz
se hace Pequeña
soy de nuevo
niño
brillante,
rojo,
como una gema.

La vida
no es más azul
que antaño,
no es más
dulce
que tus labios,
ni más sincera
que tus manos,
ni mas
agras
que un adiós
en un puerto
lejano.

El cielo
no es más
celeste,
así lo quiso
dios,
para poder
mirarlo de frente,
no es más
grande
que tus labios.

En tus noches
mis dedos
levantaban
tus vestidos,
ni más infinito
aún hubiese
sido el tiempo
contigo.
El cielo
serpenteante
abraza las nubes
le demuestra
virilidad con un rayo,
las amasa
con el viento.
el mundo
sigue,
sigue igual,
gira al mismo Sentido,
como
queriendo
huir
del sol,
pero no estas conmigo,
y nada ha cambiado aun.

Apología segunda


Marzo avanzaba implacablemente, borrando con su lal de sombra todas las pasadas felicidades.
Braulio Arenas
Solo un día del tiempo


Tu no estas
eso me dilata
la espera
De ese
amor que no llega,
me amenaza
a confinar,
Al dolor
que mi alma
no puede liberar.

Hoy me atavío
con el viento
De un árbol caído.

Cuanto recuerdo
mi corazón ha roído,
como una rata roe el pan.
ya no estas,
aun te siento,
hasta te oigo respirar.

Tú,
aliento
en las mañanas
me recuerda
que debo continuar,
tu sombra arrastro
hasta el lugar
donde hoy
no serás.

Pretérito
el abrazo,
tu beso
una estrella,
en este cielo abisal,
tan profundo
que tu pelo
no lo puede acariciar.

Soy solo
esta soledad
tan basta,
que el universo se aisló
como ballena varada
en la playa de tu nombre.

Miro al espacio
que cedieron tus ojos,
¡No veo tu cuerpo llameante!
¡No veo la luz de un beso!
me siento frió
en tanta oscuridad.

Me siento
inerte,
perenne,
a la deriva,
sin tus caderas,
sin tus hombros morenos
Como la madre tierra,
los hijos que no nos nacieron
vienen a reprochar tu retorno.

En esta alegría
de saberte viva,
pero de otros brazos,
me quiere matar
mato esa alegría,
cuando recuerdo
que tal vez de esos brazos
no te apartaras jamás.

Los días son
ocres,
de gris añoso,
cenicientos,
quejumbrosos
el olor de este,
estar nunca,
me da nauseas.

Cambie tus besos
por las caricias del viento,
tu pelo
por el olor del otoño,
tu voz
por el llanto de un cerezo,
nuestra sangre
por el canto de un recuerdo.

Recordaré este amargo día
como el funeral de las primaveras
en que fui feliz a tu lado,
cuando mis ojos no conocían la pena.

Sol
Me pareces
más grande
Aquí abajo.

Mis sueños huyeron
en estampida
loca por las avenidas,
te los llevaste contigo,
y mucho tiempo de mi vida.

La luna es más blanca,
En esta oscuridad,
más pequeña,
más lejana,
más  y mas tú.

Apología Primera


Voy
de pies a cabeza
ceñido,
por el 
                                                                                          lejano pensamiento
de sentirme
a tu lado.


Con el dogal
en la cabeza,
vestido en ti,
ausente
de todo el universo,
Ermitaño 
en mi mismo,
el alma
no se aferra
a estos huesos,
como el musgo
en la roca,
aunque en el alma
las espinas
duelen más.

El mar
se contagia
con mi nostalgia,
bebe de mi letargo,
con la voz
de una nube azul,
despierta
avanza
de ola en ola
mostrando
su enagua de espuma,
me muestra
que de mi pecho
llovieron ballenas,
hipocampos,
medusas,
sirenas
y una manta.

viernes, mayo 18, 2012

185 Segundos (27FMMX)




No sé como comienza,
no se donde termina.


En el fondo de esa noche
de tus pies descalzos,
lloro un trueno,
                        largo,
                                    torpe,
                                            estentóreo.

En ese llanto que atropellándose
Salto a mi cama,
Y del miedo arranco sus ojos.

Ensordecedora
estampida de roca,
huye de tu furia marina,
despertó tu ira de oscura vestidura,
del serpenteo ígneo
se aferro
con mis dientes
y muelas.

De pronto
la noche fue silencio,
de silencio tu voz
quebró el viento.
y tu corriendo
en la punta de los talones.
Yo vi la muerte a los ojos,
Que se entrecruzaron
entre tu negro pelo.

Pero si antes de que todo fuera,
Tu arrastrabas tus vestidos,
¡Cómo me olvide de ti!
No quería mencionarte.

De tu letargo,
De tu sueño,
Guardabas hambre,
Hambre de hombre,
De niño,
De vida,
Saciaste en la noche tu ayuno.

Tu abisal lengua
Beso otra vez la tierra
Cual cruel látigo
Asolaste las frondosas tierras.
Argamasa de almas,
Ruedan por tu mesa.

No te quiero,
Ni junto a mí,
Ni en tu elefante de grandes pies.


Tan grande
De los farallones,
A la playa mas calma
Bailaron tu serpenteo.

Recorriste inmensos valles
Mordiendo colcha
Gigante, debías tener frío.

De su sueño roto ,
Volvió la bataola,
Adentrado en la tierra,
Enmarañada de gentes,
Batiéndose en la espuma

Y veo los niños,
como los dejamos ir,
mi columna es
un signo de interrogación.

Como los dejamos ir,
en medio de la noche con los pies descalzos.
Como los dejamos ir,
con sus ropas rasgadas.
Como los dejamos ir,
A ciegas a esa boca de lobo,
en la penumbra,
si hasta la luna
contuvo el aliento.

Sin un mendrugo de pan.
!Como los dejamos ir¡

Nuestras manos
se volvieron
más pequeñas que las suyas,
más pequeñas
en esa fría noche gigante.

hoy veo el niño que pude ser,
el hombre que ya murió,
el poeta que volvió a nacer.