¡Cómo me pesa, cómo me pesa haberlo
echo! He sido un idiota un animal. Ytodo lo he perdido y para siempre.
Eduardo Barrios
El niño que enloqueció de amor
Al hundirme en tus
ojos pardos
tan grandes como
el invierno,
recobre el afán
de ceñirme,
sobre la
invaluable libertad
de estar junto a
ti.
Atado a tu mano,
vimos un mar de
hierba,
acariciado por el
viento
ese mismo viento,
que acariciaba
nuestros rostros.
Las antorchas
indicaban
nuestro regreso,
que se veía
impedido por el viento
y algo al corazón.
Has despertado
corazón
que
somnoliento
crujía
de soledad
mi mente recobra
su estado
su frescura,
te declaro
culpable
de hacer renacer
la locura,
te sentencio
a recibirme
tan cual soy,
asistirme,
quererme
odiarme y
respetarme.
desgrano tus
cabellos,
y la intención de
querer
arrancarme el
brazo
donde dejaste tu
olor,
poder llevarlo a
todos lados
poder recordarte.
Siento que hoy
te extraño,
te oigo,
te huelo,
pero es solo tu
recuerdo.
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