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jueves, enero 24, 2013

Lluvia


Como se fragua el cielo

Se viste de pálida luna

de azafrán.

La liturgia de estrellas

Desmayadas en las ventanas

Se deslizan.

Puedo sentir el olor

De la lluvia

Galopando

En el jardín.

Puedo amasar las nubes

Que se derraman

En el mantel del cielo.

Sus ojos

de perla,

Con el abrazo frío,

Redondo.



Ese cielo

Apizarrado

De mil deseos,

La voz melancólica

De mil besos

Peina surcos

En el viento,

y viene

Cantando el suelo

Que abraza

Al cielo

En el horizonte

Con un beso de fuego.

La noche

Terciopelo,

Masticó

El labio de un abrazo

La luz de un deseo.

El llanto verde del olvido.


Incesante lluvia

Se teje sobre mi pecho,

La luz que se cuela

Debajo de un poste,

Baña mi rostro

Lo hace insignificante

Plomo,

Húmedo,

Carente de deseo.

Mis labios amoratados

muerden un deseo,

La felicidad

Nos roba cualquier

pensamiento ,

pero cuando te han robado la felicidad

la cabeza se llena de ideas

una para cada cabello.

El sol hace su andar mas lento

Lo declaro mi enemigo,

Adversario ancestral,

Extintor de ilusiones.

El resuello

Exhala mis ilusiones,

Las transforma en figuras múltiples,

Las tomo en mis manos

Las apreso.

El flash de un rayo,

Invoca visiones

Cadavéricas,

Visión de mármol

Aliento a calcio,

Visión de trueno

Grito ronco

Del dolor del cielo.

Y la lluvia

Se desploma

Provocando

Suspiros telúricos a mi pecho,

Y la lluvia con toda su fuerza

No ahoga tu recuerdo.

Ciudad-Crueldad




Hoy el viento de un recuerdo

Me peina los parpados.

Meditabundo y extraño,

Paseo por las calles

Vestidas de Niebla y humo

Vestidas de tiendas,

De letreros

De gente.

Puedo oler la voz

De un suplementero,

Que me invita

A conciliar un sueño noticioso.

Pero no participo

Extraño el sabor de las zapaterías.

Una muchedumbre

Trasformada en estampida

Gente que busca algo

Que de seguro ha de haber perdido

                                                                                    en el trayecto algo,

Miran al suelo para ver si lo encuentra.

Y la ciudad me recibe así.

El extraño recuerdo de poder

Mirar a los ojos

Parece pesadilla en estos tiempos.

No podemos desdoblar

El alma,

Nos asustamos de nuestros reflejos

Mostrarnos

Como somos

Resulta una elegía.