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viernes, mayo 18, 2012

185 Segundos (27FMMX)




No sé como comienza,
no se donde termina.


En el fondo de esa noche
de tus pies descalzos,
lloro un trueno,
                        largo,
                                    torpe,
                                            estentóreo.

En ese llanto que atropellándose
Salto a mi cama,
Y del miedo arranco sus ojos.

Ensordecedora
estampida de roca,
huye de tu furia marina,
despertó tu ira de oscura vestidura,
del serpenteo ígneo
se aferro
con mis dientes
y muelas.

De pronto
la noche fue silencio,
de silencio tu voz
quebró el viento.
y tu corriendo
en la punta de los talones.
Yo vi la muerte a los ojos,
Que se entrecruzaron
entre tu negro pelo.

Pero si antes de que todo fuera,
Tu arrastrabas tus vestidos,
¡Cómo me olvide de ti!
No quería mencionarte.

De tu letargo,
De tu sueño,
Guardabas hambre,
Hambre de hombre,
De niño,
De vida,
Saciaste en la noche tu ayuno.

Tu abisal lengua
Beso otra vez la tierra
Cual cruel látigo
Asolaste las frondosas tierras.
Argamasa de almas,
Ruedan por tu mesa.

No te quiero,
Ni junto a mí,
Ni en tu elefante de grandes pies.


Tan grande
De los farallones,
A la playa mas calma
Bailaron tu serpenteo.

Recorriste inmensos valles
Mordiendo colcha
Gigante, debías tener frío.

De su sueño roto ,
Volvió la bataola,
Adentrado en la tierra,
Enmarañada de gentes,
Batiéndose en la espuma

Y veo los niños,
como los dejamos ir,
mi columna es
un signo de interrogación.

Como los dejamos ir,
en medio de la noche con los pies descalzos.
Como los dejamos ir,
con sus ropas rasgadas.
Como los dejamos ir,
A ciegas a esa boca de lobo,
en la penumbra,
si hasta la luna
contuvo el aliento.

Sin un mendrugo de pan.
!Como los dejamos ir¡

Nuestras manos
se volvieron
más pequeñas que las suyas,
más pequeñas
en esa fría noche gigante.

hoy veo el niño que pude ser,
el hombre que ya murió,
el poeta que volvió a nacer.

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