Baje de un
árbol,
me asome al
día
como quien
saca recuerdos
a una flor
sin pétalos.
El mundo se
me acaba
en unas
cuantas frases,
pero
este olor a
mandarinas con zanahorias,
me hace
desdoblar mis alegorías,
estoy
calvo,
mi memoria
se extravió.
Quisiera
poder
responder las preguntas
que aun no
me alcanzo a formular,
y la idea
se desliza
como el roció
por las
púas de un espino.
me cuesta
trabajo
concebir mi
poesía,
más que un
parto,
y solo
quiero,
aclarar un
punto y es el
del final
de cada poema,
¿será
realmente necesario ponerlo?
digo
por la idea
de tratar de finalizar
algo que no
se de donde surgió,
no fue
big-bang
el que me trajo a escribir,
nosotros,
todos preguntamos
sobre el
origen
pero nos
aterra el final,
nada tendría
sentido,
si todo lo
supiéramos,
Talvez eso
el lo mas lindo de la poesía,
la que nos
trata
de explicar
lo ya explicado,
y lo
inexplicable.
la poesía
nos enseña
a deshojar cuadernos,
como quien
deshoja rosas.
nos enseña
que errar
es humano,
herrar es
equino,
herrera
humano es.
la poesía
nos viste y nos desviste,
como en una
sesión para dante,
o
para
alguna
pintura de botero - ese es mi caso,
no soy un
david.
soy un
mamífero placentario,
que nace
con llanto,
vive
llorando,
hay algunos
que dicen
que tenemos primos,
pero si
nuestros primotes, supiera escribir,
tal vez la
poesía seria lo que mejor harían.
y me
devolveré al árbol.
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