de pies a cabeza
ceñido,
por el
lejano pensamiento
de sentirme
a tu lado.
Con el dogal
en la cabeza,
vestido en ti,
ausente
de todo el universo,
Ermitaño
en mi mismo,
el alma
no se aferra
a estos huesos,
como el musgo
en la roca,
aunque en el alma
las espinas
duelen más.
El mar
se contagia
con mi nostalgia,
bebe de mi letargo,
con la voz
de una nube azul,
despierta
avanza
de ola en ola
mostrando
su enagua de espuma,
me muestra
que de mi pecho
llovieron ballenas,
hipocampos,
medusas,
sirenas
y una manta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario